Contexto: Sociedad Civil en México

No cabe duda de que la sociedad civil organizada en México ha tenido un lento desarrollo. Según el estudio de la Universidad Johns Hopkins (JHU) que incluye a 36 países, desarrollados y no desarrollados de América Latina, Europa y África, la sociedad civil en México presenta las siguientes características:

  • La proporción de la Población Económicamente Activa (PEA) que participa en la sociedad civil:
    Únicamente el 0.4% de la PEA es parte de la fuerza laboral del sector no lucrativo. El promedio para los países en vías de desarrollo fue de 1.9%, es decir, cinco veces mayor que en México. Esto coloca a México en el último lugar del grupo de países estudiados.
  • El financiamiento al sector:
    Filantropía: Menos del 7% de apoyo al sector viene de donaciones privadas: estos donativos constituyen el 0.04% del PIB, colocando a México en último lugar del grupo estudiado.
    Gobierno: De la ayuda total al sector solamente un 8.5% proviene de fondos gubernamentales. México ocupó el lugar 30 en este rubro y el último lugar entre los países latinoamericanos.
    Cuotas: El rubro que más contribuye al financiamiento del sector es el de las cuotas por prestación de servicios, con un 85% del financiamiento total. En esta comparación, México se colocó en segundo lugar a nivel internacional. Sin embargo, es lamentable que el marco fiscal actual no dé certeza jurídica a estas actividades.

La sociedad civil mexicana se encuentra en consecuencia, en una posición vulnerable en términos de su sustentabilidad financiera. Lo anterior se confirma al analizar los datos que arroja la Encuesta Nacional sobre Filantropía y Sociedad Civil del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), la cual revela que la gente no confía en el sector, por lo cual no lo apoya:

  • 74% de los mexicanos tienen poca o ninguna confianza en el sector.
  • 79% prefiere dar su apoyo directo a una persona necesitada más que a una institución.

Con los datos presentados, no resulta sorprendente el bajo nivel de organización de la sociedad civil en México. Mientras que Chile tiene 35,000 organizaciones para una población de 15 millones de habitantes, es decir una densidad institucional de 50 organizaciones para cada 10,000 personas; en México el número de donatarias autorizadas es de 5,558 organizaciones, es decir, una organización por cada 20,000 habitantes.

En conclusión, es necesario desarrollar entre otros aspectos, políticas de fomento que promuevan un mayor asociacionismo entre los mexicanos. En este contexto, avanzar en un marco fiscal que promueva una mayor confianza hacia el sector y apoye su desarrollo y sustentabilidad, constituiría un paso primordial. Avanzar en cambios en la Ley del Impuesto sobre la Renta (LISR) sería un primer elemento para generar el ambiente propicio para el crecimiento de la sociedad civil organizada. Este esfuerzo y las recomendaciones que de él derivan tienen como fin último fortalecer al sector, por lo que son consistentes con el espíritu de la Ley Federal de Fomento a las Actividades Realizadas por Organizaciones de la Sociedad Civil y congruentes con una política de fomento a la pluralidad, la corresponsabilidad y la apertura democrática.



 

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